sábado, 22 de febrero de 2025

Desde el camino de la clarividencia.

          


         En el camino de la clarividencia, he encontrado almas con las que el reconocimiento es inmediato, como si nos conociéramos desde siempre, desde lo más profundo del alma. Aunque el ser humano posee la capacidad de la percepción extrasensorial, no todos compartimos el mismo nivel de sensibilidad ni buscamos desarrollarla. Sin embargo, cuando te encuentras con alguien que vibra en la misma frecuencia, se crea un lazo especial y una conexión en la que las palabras sobran y la comprensión fluye de manera natural.

    Descubrir a estas almas afines en el sendero de la clarividencia es un regalo inesperado. De pronto, alguien comprende lo que has vivido en silencio, capta esas experiencias que para muchos pueden parecer irreales o incomprensibles. No es casualidad, sino parte de la interconexión del mundo espiritual, un espacio único donde aquellos que logran sintonizar con su energía coinciden en visiones, sensaciones y mensajes que trascienden el tiempo o el espacio.

    Al principio, la clarividencia puede sentirse como un desafío abrumador. La incertidumbre, el miedo a lo desconocido y la falta de referentes con quienes compartir estas experiencias pueden hacer que este camino parezca solitario. Sin embargo, con el tiempo, aprendes que es un don, una capacidad que, si aceptas y trabajas, puede brindarte experiencias maravillosas y profundas en conexión con el universo.

    Cada persona vive la clarividencia de manera única, pero muchas comparten la experiencia de recibir imágenes mentales, símbolos o percepciones espontáneas sin una causa aparente. Estas manifestaciones pueden surgir en sueños, en estados meditativos o incluso en plena vigilia. Aprender a distinguir entre lo que proviene del subconsciente y lo que es un mensaje de otro tiempo o dimensión es una parte fundamental del proceso. Fluir con estas percepciones sin forzarlas, pero sin ignorarlas, permite desarrollar una relación armoniosa con este don.

    Para quienes hemos tenido la clarividencia abierta desde la infancia, comprender su impacto emocional y psicológico ha sido un proceso largo  un tanto abrumador. La sobrecarga sensorial es una realidad con la que se aprende a lidiar, ya que recibir demasiada información de golpe puede generar ansiedad, miedo o confusión. Especialmente cuando las visiones están relacionadas con eventos futuros o desconocidos, el reto mayor es discernir si lo que se percibe es una intuición legítima o una construcción mental influenciada por nuestras propias emociones y pensamientos.

    El sentimiento de incomprensión es otra constante en este camino. Muchas personas clarividentes pueden sentirse juzgadas o aisladas, ya que este fenómeno no es aceptado o entendido por todos. Por ello, es común que busquemos compartir nuestras experiencias solo con círculos de confianza, donde el juicio se sustituye por la empatía y el entendimiento.

    Aquellos que aceptamos nuestra clarividencia solemos buscar formas de desarrollarla y controlarla de manera saludable. La meditación es una herramienta clave para mejorar la concentración, reducir la sobrecarga sensorial y fortalecer la intuición. Llevar un diario de percepciones ayuda a identificar patrones, así como mejorar la interpretación de los mensajes recibidos. Además, aprender técnicas de protección energética es fundamental para evitar la fatiga mental y emocional que puede derivarse de la constante exposición a estas experiencias.

    Vivir con clarividencia es un viaje desafiante, pero también profundamente enriquecedor. Encontrar el equilibrio entre la percepción, la interpretación y la vida cotidiana es esencial para quienes experimentamos este fenómeno. Con el tiempo, aprendemos que este don no solo nos brinda acceso a una realidad más amplia, sino que también nos invita a un camino de autoconocimiento, crecimiento y conexión con el universo en su forma más pura.

Vivámoslo desde el amor y la conciencia.
 
Isabella Ameyalli

 
Algunas referencias:
Radin, D. (1997). The conscious universe: The scientific truth of psychic phenomena. HarperOne.
Rhine, J. B. (1952). The reach of the mind. William Sloane Associates.

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