Sabía que vendrías,
basta
mencionar tu nombre para poder tocarte
para poder
escuchar con la voz del silencio
para poder besarte
sin prisa
y decirte
sin miedo
que me entrego a tu palabra
y que sigues siendo.
Sigues aquí…
Me basta
sentirte,
para saber
que la distancia no existe
que las
dimensiones están conectadas
más allá de
lo que podamos sentir
al ver la
flor en tu altar en el frío atardecer
al caer las
hojas en el espiral del tiempo…
Tú floreces una vez más.
Y sigues aquí.