De ti sé que
has llegado de la mar, mujer colibrí
suspendida
entre las olas, fundida en la arena.
Se que el
miedo nos enfría pero no congela los sueños
en la cúpula
del vientre que los aguarda despiertos.
De ti sé que
has llegado de la tierra, mujer serpiente
por los
espejos que abren al cielo.
Caminas por
la playa y la arena calma el frío de tu cuerpo,
la muerte se
entrega desnuda desde adentro.
De ti se que
has llegado de la noche, mujer mariposa
entre el silencio
y el corazón desolado que se empolva.
De ti, la
calma y la quietud de aquellos espejos que no pueden romperse
que equilibran
el eterno resplandecer entre brillante y ausente.
Hay reflejos
destellantes, efímeros y eternos.
Hay libros
que se leen desde la mente y que hablan constante
a través de la memoria
Hay mujeres,
hay hermanas,
hay amigas,
hay
madres,
hay hijas
Y a cada
paso, su reflejo vive en mí.
Fotografía Esmeralda Itzpapalotl
Ce Calli
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