Desnuda, vulnerable ante la oscuridad
sin saber si ésta será eterna, sin saber si mis captores tienen alma, si por lo
menos tienen nombre. Solo abandono, dolor y hoy… nada.
Cada sorbo del instante se
consumen mi cuerpo sin piedad mientras aterrada recuerdo cada historia, cada
vida mutilada, cada noticia tan ajena sin saber... que cuando el cáncer inunda los
corazones podridos, mañana puedes ser tú, o tu madre, o tu esposa, o tu hija o tú
hermana.
En las paredes quedan rastros de
voces que entrelazan lo que fueron atormentadas, desechadas y enterradas...
Mujeres que han calmado por fugaces la sed insaciable, omnipresente de dioses
voraces, devoradores de la luz.
Mujeres hechas pedazos, hechas
polvo, desaparecidas, silenciadas, devoradas por su luz, angustiadas y abandonadas.
Mujeres que cuidaron en sus
vientres a esos seres que hoy destruyen entre las paredes del mismo infierno a
la dualidad que sustenta la creación.
Hoy puedo volar y aunque me
arrancaron del cuerpo antes del perfecto ritmo del tiempo quisiera aún salir de
entre el lodo y la tortura, de entre la basura y la rabia que trastoca mi alma
al escuchar que aparece sin vida, otra mujer desnuda.
Hoy ante la
humanidad llevo mi cuerpo desnudo, mi alma colibrí, mis sueños mariposa y mi camino a la memoria.
¡Exigimos justicia!
¡No
más feminicidios!
¡Ni
una más!
Fotografía Bárbara Bezina Art
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