y lo volví lluvia, lo miré trueno;
siendo yo misma evaporada al sol.
Y ahí desnuda de miedos, de sesos;
me miré libre y exalté mi voz.
Ahí sin idioma le canté a un árbol
me sentí venado, ave, serpiente;
me cedí a los cuatro vientos,
amé al fuego y fecundé una flor.
Ahí en los laberintos deshojé apegos,
y al vientre de mi tierra ofrendé semillas
para dejar huellas de mi andar.
Ahí en la nada y en el todo viví en segundos
lo que el cuerpo no me permitió en años.
Ahí al cruzar el río de la metamorfosis
agradecí mirarme el verdadero rostro.
En la transmutación de algunos
sueños, Marzo 2009
Fotografía por David Jonathan
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